Los toros retintos llevan miles de años en la baja Andalucia, proceden de la especie primitiva (Bos taurus primigenius). Seguramente entraron por el estrecho de Gibraltar procedente de Egipto y aquí encontraron un área poco dada al desarrollo de la ganadería y llena de encinas y alcornoques, con lo que se instalaron en las dehesas donde tenían pastizal natural, árboles con los que protegerse del sol y del frio, y bellotas.
Los machos son de color vino tinto y las hembras un poco más claras, es una raza muy resistente, se les ve en verano con todo el calor sesteando en los rastrojos. Son animales elegantes y magestuosos, ya los tartésicos lo adoraban como dioses; y como hemos mencionado a Tartessos, mi tierra, os contaré una leyenda muy antigua acerca de los toros rojos que en este reino había.
El poeta Estesíchoro, oriundo de Sicilia, consagró un poema _que tituló Geryoneia_ a cantar las andanzas del héroe griego Herakles (Hércules) que en su décimo trabajo fué a apoderarse de los bueyes rojos de Geryon y conducirlos a la ciudad de Micenas.
Geryon reinaba pacíficamente cuando se impuso a Herakles la tarea de robarles sus ganados. La empresa no era fácil e iba a poner a prueba más que la fuerza invencible del héroe, su capacidad de improvisación y organización. La clave del trabajo consistía tanto en el robo como en la coducción del ganado bravío.
Cuando Herakles llega al Occidente y rebasa las columnas que constituian las puertas tartésicas, que luego tomarán el nombre de columnas de Herakles, se da cuenta de la dificultad del encargo y de que no puede llegar a Tartessos, pues el ganado codiciado pace en una isla a la que es preciso arribar. Helios, el sol, le cede su cáliz de oro y Herakles, embarcándose en él y utilizando como vela su piel de león, consigue atravesar el rio Tartessos con grandes dificultades, pues Océano, para ayudar a su nieto Geryon promueve un intenso oleaje.Herakles desembarca en la isla, sube al monte Abas, y se dirige hacia el ganado de Geryon que pace en la ladera junto a otras rebaños. Orthrus, el fiel perro guardián de dos cabezas, le sale al paso ladrando, pero el héroe lo aplasta con su maza. A los ladridos del perro acude el pastor Eurytion, que sufre la misma suerte, y Herakles recoge el ganado y emprende la marcha.
Menoetes, pastor del rebaño de Hades que se hallaba en los alrededores avisó a Geryon de lo que ocurría, y el rey acude presuroso a defender sus rebaños. Se prepara para la lucha con ayuda de la diosa Hera, pero es ahuyentada por Herakles que le lanza una flecha que la hiere en el pecho derecho. Luego mediante una finta lanza de costado una flecha a Geryon que le atraviesa sus tres cuerpos. Geryon muere y de su sangre brotó un árbol que durante la época de las Pléyades alcanzan el horizonte, da un fruto rojo semejante a las cerezas.
Herakles se embarca de nuevo en la copa de oro. Devuelve luego la embarcación a Helios y comienza la larga caminata trazando la ruta heráclea hacia Italia.
Las carmonillas, julio 2008.
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